
En mi última visita a Londres iba acompañada de mi pequeño grupo familiar, con intereses diversos, inquietudes y experiencias diferentes. Londres significaba algo distinto para cada una de nosotras, ya que en ese significado se reunían gustos personales, haber estado o no en otras oportunidades en la capital británica, y edades diferentes (con la consecuente visión personalísima).
Organización
En la difícil tarea de coordinar tiempos y actividades que tuvieran satisfechas a la madre y a sus dos hijas (una en pleno tránsito por la adolescencia, y otra ya con el transe “casi superado”), de forma bastante democrática convinimos hacer una lista de lo que cada una de nosotras esperaba de “este Londres”.
Esta es una buena idea para que cada integrante aprenda a consensuar, ceder, ganar terreno (o perderlo) y aceptar el reparto democrático de tiempo, recursos, dinero, etc. En esta lista común se incluyeron al fin muchas opciones para llenar la semana que pasaríamos en la ciudad.
Cada una sabía que podría visitar lo que esperaba a condición de ceder algo para que otro del grupo pudiera hacer lo mismo, y que en el compartir “distintas Londres” habría una experiencia mas enriquecedora para las tres. Cada día, nuestra agenda incluía tres paradas en lugares o actividades deseadas por cada una de nosotras, y el tiempo restante se utilizaba por consenso.
Negociación y consenso
Cuando viajas con tus hijos adolescentes, debes olvidarte de decidir todo. No puedes elegir por ellos. Todo se consulta, se negocia: ¿comemos ahora o seguimos y comemos mas tarde? ¿Burguer o fish & chips? ¿Bici, caminata, metro o bus? Ellos tienen voz y voto, ya saben cómo va el mundo, las ciudades. Y tienen siempre en primer plano sus propios intereses, y los reivindican en cada ocasión. Escucharles es una obligación y la toma de decisión sale del consenso, habiendo dado todos sus opiniones y puntos de vista. Esta es la mejor forma que he encontrado para seguir manteniendo medianamente el control del viaje.
Delegar
Por otro lado, verás que tus hijos tienen sus propias habilidades viajeras, cultivadas desde pequeños con otros muchos viajes y experiencias. Así, por ejemplo, una de mis hijas interpreta planos y encuentra la mejor conexión de transporte público con la velocidad y exactitud de la mejor aplicación móvil. Y la otra, es una experta en checkins y checkouts hoteleros. Pues bien, delego las funciones y todos contentos.
Además, encontrarás un alivio al no tener que “proveer” de tanta información y recursos. ¡Tus hijos adolescentes son tus compañeros de viaje, no son un “paquete”!
Al final del viaje, y habiendo cumplido con casi todo lo que aparecía en “la lista”, hemos coincidido que lo mejor de toda la experiencia es que hicimos Londres a nuestra manera. Que la hicimos nuestra al mirarla con distintas ópticas y aprovechar las sugerencias de cada una (y que posiblemente a otros integrantes del grupo no se les hubieran ocurrido incluir).
Libera tu lado friki
Todos lo tenemos. Podemos ser fans del fútbol, del manga, de la música de los años 50, de la moda retro, del arte, la cocina asiática o la vida sana. Y tu hijo adolescente colecciona intereses y es “absolutamente fan” de algo, sin lugar a dudas. Aunque ese “algo” cambie periódicamente con el ciclo de la luna, las mareas o la última tendencia que le contaron en el insti o conoció por Twitter.
Sea cual sea tu afición, en Londres encontrarás esa tienda especializada, ese parque, museo o rincón donde se juntan tus colegas frikis de ese tema.
En nuestro caso, mi hija mayor es fan absoluta de la serie Doctor Who. Y allí fuimos en busca de una tienda especializada en esta serie: “The Who Shop”. Gracias a esto, llegamos a un barrio londinense que no hubiéramos conocido de otra forma: Upton Park. Allí fuimos en el Metro londinense y en poco mas de 20 minutos estábamos en un Londres totalmente distinto: residencia de una extensa comunidad hindú y pakistaní con tiendas donde encontrar ropa de gala al mejor estilo Bollywood, y donde es requisito hablar punyabi para conseguir un empleo.
De no ser por Dr.Who, no lo hubiéramos descubierto.
Con Rubén por Londres
Camina la ciudad con un extraño
La socialización con “seres humanos extraños” (o sea: que no forman parte de la familia mas íntima, ni de su grupo de referencia, amigos, etc), suele ser un tema difícil para tu hijo adolescente. Origen de caras de odio y de llamaradas fulminantes saliendo de sus ojos hacia su madre cuando le sugiere integrar a un “desconocido” a cualquier actividad. Así sea un primo que hace tiempo que no se ve.
Sin embargo, y gracias a que mi hija mayor ya ha superado esa fase, pudimos acorralar a la mas pequeña y no tuvo mas opción que aceptar salir a recorrer la ciudad con “un extraño”.
Hicimos un recorrido por Londres con Rubén, un gaditano que con salero, pasión y mucho conocimiento (¡y en español!) nos llevó a recorrer y descubrir Londres a nuestra manera. Parándonos donde nos interesaba, llenándonos de anécdotas y haciéndonos reparar en detalles que nos hubieran pasado desapercibidos. Acostumbrado a recibir españoles, puede ayudar a los recién llegados con otras muchas cosas (reservas de billetes para el teatro, transporte, consejos gastronómicos y mucho más), ahorrándoles mucho tiempo y haciéndoles vivir la ciudad mas intensamente. Por cierto, su empresa se llama justamente Londres a tu manera, y desde aquí le agradezco su atención y te recomiendo sus servicios.
Sabes ¿dónde está el primer lugar que sirvió café en Londres? ¿O que aún se conserva uno de los asientos que utilizaban los barqueros que cruzaban gentes y bienes antes de la construcción de los puentes sobre el Támesis? ¿O que en plena City bancaria puedes relajarte o sentarte a comer un bocadillo en un jardín recluido en el antiguo claustro de una iglesia en ruinas, destruída durante el Blitz? ¿Conoces el parque a los pies del Ayuntamiento, en el que los empleados descansan una de las vistas mas buscadas del mundo? Estos y muchos datos no te pasarán desapercibidos si caminas las calles con Rubén.
Juega con el misterio
A los adolescentes les encanta el misterio, las pelis de miedo, los asesinatos y escenas truculentas. Si viajas con tu hijo adolescente, incorpora un poco de misterio, o una sorpresa “de película” durante los recorridos.
En nuestro caso, nos paramos frente al Old Operating Theatre, uno de esos lugares alejados del gran público visitante pero que sin embargo ya cumple 50 años abierto a los curiosos. Se trata de uno de los quirófanos mas antiguos que se conozcan (1822) y edificado clandestinamente en lo alto de una iglesia que fuera descubierto al realizar tareas de mantenimiento en la buhardilla.
Sólo un cartel en la puerta con el nombre y los horarios de apertura indicaba que había algún sitio para visitar. Poca información mas allá de una moderna calavera colgando sobre el acceso que ya anticipaba un ambiente funesto. El acceso no puede ser más incómodo, ahora como entonces, a través de una escalera caracol que exige aptitudes físicas y muy alejada del concepto actual de “accesibilidad” (no hay otra forma de subir).
Subiendo tortuosamente y conociendo el contenido y las historias que se tejieron aquí, nos preguntamos cómo habrán hecho para llevar hasta allí arriba los materiales, muebles y, sobre todo, a los pacientes que llegaban aquí para someterse a intervenciones quirúrgicas clandestinas con fines académicos para probar técnicas y remedios. Prácticas quirúrgicas que se realizaban sin anestesia, que no fuera utilizada sino hasta mediados del siglo XIX.
En lo alto de la iglesia, se encuentra pues esta pequeña sala preparada para que los aspirantes a médicos ampliaran sus conocimientos con los ensayos que se realizaban más allá de las aulas y conocimiento “oficial”. Rodeada de unas gradas donde imaginamos a los asistentes a tan macabro espectáculo, una minúscula sala de operaciones sin ninguna separación física, ni método de desinfección, ni esterilización (condiciones desconocidas en aquellos años).
Una camilla articulada de madera preside el centro la “arena” donde los cirujanos de entonces, enfundados en batas y a mano limpia, trataban y experimentaban con los pacientes narcotizados con algunas hierbas y opiáceos de libre disposición por entonces. De todas formas, imaginamos que haría falta una corte de ayudantes para retener y “convencer” a los pacientes para que se dejasen tratar.
Esas hierbas forman parte de la curiosa colección del museo, junto con frascos y potes de todo tamaño y material donde se almacenaron todo tipo de productos utilizados por la medicina del siglo XIX: desde sanguijuelas hasta polvos varios; pieles de animales hasta fetos de criaturas diversas (esto será el “gran momento” para tu hijo adolescente). Además, se puede ver una increíblemente variada colección de instrumental médico y quirúrgico que sería hoy la envidia del mejor mécanico de coches: pinzas, trepanadores, fórceps, espátulas, martillos, tenazas, y mil instrumentos mas.
Y así, buscando curiosidades, combinando lugares tradicionales con “descubrimientos”, un poco de compras o música, y dándoles el tiempo y el espacio para que vivan sus aficiones en una ciudad tan multifacética como Londres, conseguimos sobrevivir a un nuevo viaje en familia (con hijos adolescentes).
- Con Rubén por Londres
- Visitando a Dr. Who
- Deja que disfruten de lo que les gusta
- Colección truculenta
- Bienvenida
- Un parque entre ruinas
5 Comentarios
Quiero ser un adolescente y que me lleves a algun viaje de estos :D
Un artículo genial. En nuestro caso, desde KangApp (http://blog.kangapp.es) solemos hablar de viajar con niños.. Viajar con adultos es la asignatura pendiente.. Aunque, leyendo este post, aprobamos seguro!! ;-)
Hola Oriol. Viajar con adolescentes no es ni viajar con niños, ni con adultos (que esto último no lo lean!). Por eso tiene sus características peculiares que voy descubriendo con cada viaje con mis hijas. Por otro lado, queda presentada tu app (supongo que era lo que buscabas). Hecho!
Hola Valeria,
En mi caso, como mis hijos son pequeños, voy practicando de cara a cuando viaje con ellos en su categoría superior (siendo adolescentes). De hecho, este fue, en parte el punto de partida, por el que creamos KangApp.
La intención era compartir el buen hacer del post cuyo contenido está próximo a la finalidad de nuestro blog. No buscaba la presentación de la app porqué no disponemos ni proporcionamos ninguna app. De hecho, desde hace unos meses tenemos la gran suerte de no necesitar de presentación en la red porqué nuestros posts están tenido una muy buena acogida en ella.
¡Saludos!
[…] un viaje familiar que hice con mis hijas, negociando para que cada una tuviera algo de su gusto cada día, visitamos el V&A para que la mas “fashion victim” de la familia tuviera su […]