En pleno inicio del período de vacaciones de verano de este año, habrá que estar muy atento a la evolución de los tipos de alojamiento reservados en esta ocasión. Si en los veranos pasados la demanda de hoteles se vió tocada por la famosa crisis económica, este año pueden verse mas cambios.
La utilización de apartamentos turísticos u de hoteles brinda al viajero distintas posibilidades. Como casi todo, encontraremos razones de peso a favor de uno u otro tipo de alojamiento. Y también de contras.
Apartamentos
Supongamos que hemos decidido reservar nuestras vacaciones en alguno de los apartamentos en Sevilla que existen, por ejemplo. De hecho, esta alternativa hotelera se ha ido desarrollado en todo el mundo, tanto que algunas ciudades como San Francisco, se han visto obligadas a regular para evitar que las viviendas se destinen exclusivamente al alquiler turístico restando oferta al alquiler residencial. (ver New York y San Francisco prohiben los apartamentos turísticos)
Tendremos a favor el poder trasplantarnos con mas facilidad. Este es un aspecto de suma importancia en algunos casos: viajando con niños, viajando con personas con alguna discapacidad o mayores, viajando con mascotas. En cada una de estas situaciones, el continuar de cierta forma con la rutina hogareña, nos permite seguir dentro de un marco familiar en cuanto a horarios de comidas, medicación, terapias o necesidades especiales.
En el lado opuesto, debemos poner como contra lo que conlleva lo que hemos dicho aquí encima. Eso de trasladar nuestra rutina puede ser lo más alejado al merecido descanso tanto física como emocionalmente.
Hoteles
Sin dudas, si buscamos sentirnos “atendidos”, la opción de alojarnos en un hotel sería la elegida. La enorme oferta y variedad de categorías y ubicaciones nos aseguran elegir el hotel mas adecuado a lo que buscamos.
Desde un íntimo refugio en Puerto de la Cruz o un resort en alguna costa mediterránea, un hotel familiar en un valle de montaña o un hotel de diseño en alguna gran capital, sentirnos “huéspedes” tiene un plus que se instala directamente en nuestra autoestima.
A todos nos gusta despertarnos y tener un amplio desayuno esperándonos. O ducharnos y olvidarnos de dejar todo en perfectas condiciones. De hacer las camas, lavar toallas, preparar el almuerzo o la cena. Pero hay que pagarlo, y si bien hay opociones para cada bolsillo, la “sensación de sentirnos atendidos” está dentro del paquete que pagamos con la factura del hotel.
1 Comentario
Con el bebé me he dado cuenta que la opción apartamentos es más que recomendable…