El ambiente del hammam te envuelve desde el primer momento. Podríamos decir que el hammam es algo mas que un lugar de bienestar y cuidado del cuerpo. Y para ello debemos conocer mas a fondo las características de un hammam.
¿Qué es un hammam?
Estrictamente es un baño turco, pero también es un lugar de reunión social. Herederos de las termas romanas, estos establecimientos disponen de piscinas de agua fría, templada y caliente, además de una sala de vapor, o baño turco, y otra de masaje con aceites aromáticos.
Siguiendo la tradición romana del encuentro político y social en las termas, la cultura del hammam se extendió por todo el mundo islámico medieval, desde Oriente Medio hasta al-Ándalus. Se popularizaron especialmente durante el Imperio Otomano y es tal vez por ello, que encontramos algunos espléndidos ejemplos de hammam en ciudades de larga tradición musulmana como Estambul.
También en España tenemos muy buenos ejemplo, como los de Barcelona, Granada o Málaga, que aprovechan las estructuras construidas por los árabes en sus siglos de vida en la península.
Características propias del hammam
(Ahora baja y dale al play en el vídeo, y luego sigue leyendo)
Estamos hablando de un baño donde el protagonismo se lo lleva el agua. Un espacio wellness, sí. Y algo mas. Aquí todo gira alrededor del murmullo y las sensaciones que provoca el agua y la humedad generada por su presencia. Los baños hammam tienen una atmósfera de alta humedad y temperatura cálida. Este ambiente de calor húmedo estimula la circulación y provoca una agradable sensación de bienestar en todo el cuerpo.
El vapor cálido y húmedo abre tus pulmones, los despierta del letargo de la ciudad y ayuda a eliminar las impurezas que tenemos tanto fuera como dentro de nuestro cuerpo. Los perfumes de esencias naturales como la menta o eucalipto suspendidos en el aire húmedo del hammam ayudan a que tu piel sude limpiándose mientras desecha toxinas y a que tus pulmones cambien de aire.
Como dijimos, el hammam incluye varias estancias. El acceso debe ser una verdadera antesala de la experiencia: ambiente relajado, colores que acompañan, perfume en el aire, luz tenue y música suave. Luego pasas a las piscinas, generalmente pequeñas y decoradas con motivos árabes aunque pueden ser de grandes dimensiones también. Lo importante aquí es que sean aptas para el encuentro social.
Antiguamente, los visitantes se sentaban en las bancadas dentro y fuera de las piscinas para departir sobre temas sociales o políticos de la comunidad. Hoy, visitar un hammam con amigos, o con tu pareja, provoca la charla y la relajación en compañía.
Recuerda que por ser lector del blog tienes un 5% de descuento en tu seguro de viajeEl ritual del hammam exige que pases por distintos espacios a distintas temperaturas: entre los 37 y los 46 grados. El agua siempre te acompaña: en duchas, en piscinas, en canales junto al corredor que lleva de una estancia a otra, en bancadas de mármol donde te relajas mientras el agua te roza, en pequeños cuencos siempre a mano para que te mojes el cuerpo, en fuentes y senos con grifos de agua fría.
¿Cuánto tiempo puedes estar allí? Todo el que quieras. Relájate y deja que el aire cálido y húmedo y el agua tibia entablen un diálogo con tu piel. No te apures de una fuente a otra. Date tiempo para dejarte estar, recostada sobre el mármol o las bancadas, escuchando la música o hablando en voz baja con tus acompañantes. Mójate, comparte el cuenco para que hagan lo mismo tus amigos.
No te preocupes por cuestiones prácticas. Si tienes pudor, llévate un bañador y usa las toallas del hammam para sentarte sobre ellas en las bancadas, o para secar el exceso de agua o transpiración. Usa chanclas para no resbalar con el agua en el suelo.
Una vez que recorres las piscinas, fuentes y salas a distinta temperatura, lo ideal es completar la experiencia del hamam con un masaje de exfoliación. Este tradicional masaje se realiza con jabón negro,con esencias naturales, y un guante de crin o kessa. Un masaje de exfoliación que además tonifica la musculatura y provoca un agradable resultado final: relajación, frescura, ligereza. Tu piel (tu cuerpo entero) se siente liberada de toxinas, revitalizada, rejuvenecida, humectada.
Este masaje siempre va acompañado también del agua. Los masajistas suelen echar cubos de agua tibia en la camilla y lavan tu cuerpo del exceso de jabón y, en ocasiones, retan a tu cuerpo con un buen chubasco de agua fría.
Tengo pendiente probar la versión “turca” de esta experiencia: cuando un masajista (siempre un hombre), hace una densa espuma del jabón natural con esencias sobre tu espalda, y con ella masajea tu cuerpo extendido en el suelo de mármol, para luego lavarlo con cubos de agua tibia. Asimismo, cuando pruebe los hammams marroquíes que gozan de tan buena fama, les contaré.
Por supuesto, luego del masaje con kessa, o del simple paso por las piscinas, se impone un rato de relajación. Para ello, los hammams cuentan con la sala de té, donde bebes infusiones de hierbabuena, menta o distintos tés. Tómatelo con calma. Imprescindible.
Hammam Rituels d’Orient, Barcelona
A raíz de visitar Barcelona para el Salón de Turismo Internacional de Cataluña, Rituels d’Orient me invitó a probar sus servicios, junto con un grupo de colegas bloggers.
La ubicación muy céntrica lo hacen ideal para una escapada urbana, para una tarde con amigas, o con tu pareja si no quieres salir de la ciudad. En el acceso tienen una pequeña tienda con productos naturales y que utilizan en su amplia carta de tratamientos.
A un paso tienes el vestuario, pequeño pero muy acogedor. Dejas todas tus pertenencias en las taquillas, te enfundas en la toalla y pasas a la primera sala. Allí mismo tienes ducha por si la necesitas.
El conjunto del hammam se encuentra en una planta baja y un sótano, adecuadamente decorado para que te imagines que estás en Marrakech o Esmirna, sin salir del centro de Barcelona (Carrer de Loreto, 50). Si bien las instalaciones son pequeñas si las comparo con otros hammams urbanos que he visitado, es verdad que cuentan con todo lo que necesitas para vivir tu propia experiencia hammam.
Mención aparte merece el masaje. La sala está convenientemente separada de las piscinas, y es sumamente relajante y cálida. Sus bancos de mármol, regados de agua tibia y el perfume ambiental, te reciben. Y las manos de las masajistas hacen maravillas con tu espalda dolorida. Tu piel se libera de las células muertas bajo la energía del guante de kesse, y al finalizar te sientes nueva.
Las fotos de este post son de Rituels d’Orient, ya que yo me dediqué a disfrutar del momento y dejé mi móvil lejos de la humedad del hammam. Gracias.
Ha sido sin dudas, una muy grata sorpresa que me tenía reservada Barcelona.
5 Comentarios
Como no lo supe antes! :(, la próxima vez que vayamos a Barcelona cuenten con nosotros.
Hola Magnolia, si te gustan la experiencias wellness, puedes ver otras reviews de lugares similares que voy dejando en el blog. Reviews spa Gracias por pasar por mi casa y dejar tu comentario!
[…] allí donde voy intento probar la forma local de estos tratamientos: spa, hammam, sauna, balnearios, onsen, baño turco, etc. etc. Y hace poco pude probar una de las experiencias […]
[…] la riquísima cocina marroquí. También encontrarás bastantes con servicios adicionales como un hammam, terrazas, o baño turco. Por lo que es una oportunidad para sumergirnos en la atmósfera local con […]
[…] allí donde voy intento probar la forma local de estos tratamientos: spa, hammam, sauna, balnearios, onsen, baño turco, etc. etc. Y hace poco pude probar una de las experiencias […]